En marzo vivíamos en un mundo en cambio permanente al que habíamos bautizado «VICA» por su carácter volátil, incierto, complejo y ambiguo.
Y de pronto vino el COVID-19 y aceleró aún mas los cambios y profundizó la incertidumbre. Y nos hizo tomar conciencia de que, si bien es importante definir nuestro plan y nuestros objetivos, hoy es indispensable tener un GPS que nos permita «recalcular» en cualquier momento.
Surfear la incertidumbre y el cambio exigen que revisemos nuestra forma de ver la vida y la profesión. Hoy hablamos del paradigma «TEAL» como marco de pensamiento necesario para este mundo actual. Tiene tres patas principales: 1) Tomar conciencia de que ya no es suficiente la inteligencia individual. Hoy es indispensable potenciar la inteligencia inteligencia colectiva. 2) Tomar conciencia de que hoy mas que nunca se hace necesario valorar e integrar las diferencias entre las personas para potenciar la inteligencia colectiva.3) Tomar conciencia de la importancia de la integración del ser humano con la naturaleza y del cuidado de nuestro planeta, hoy en peligro por nuestras propias acciones.
Si queremos lograr un ejercicio profesional moderno y acorde a los nuevos tiempos, debemos trabajar mucho en nosotros mismos, en nuestra forma de relacionarnos con los otros y de posicionarnos frente al cambio. Dominar el arte de la comunicación efectiva y de la creación de confianza, el trabajo en equipo, el liderazgo personal y organizacional hoy son habilidades indispensables para el ejercicio profesional.
Y fundamentalmente, ya no es posible dar nada por cierto y permanente. La capacidad de cambio, la innovación, la creatividad y la agilidad son imprescindibles en la época actual.
Nuestro desafío es re-crear un ejercicio profesional acorde al Siglo XXI: una Abogacía TEAL.
En la edición de la Revista La Ley del 20 de julio sobre «Desafíos para el ejercicio de la abogacía ante el aislamiento» se publicó mi artículo «Abogacía TEAL. ¿Un nuevo paradigma para el ejercicio de la profesión?«