Los que me conocen saben que una de las buenas cosas que me está dejando la pandemia es que empecé a correr.
Bah … correr para mi 😊 Para muchos sería trotar. Y para otros, caminata rápida 😊
Así que, como me gusta decir, ¡Definí correr Andreita! 😊
Hace unos días conversando con una persona conocida (runner con todas las letras) le conté que estaba feliz porque hace 7 meses que estábamos corriendo casi todos los días con mi marido y que cuando volviera la normalidad, íbamos a anotarnos en una maratón. Con mucha sorpresa me preguntó: ¿En 7 meses ya están preparados para una maratón? Si, le contesté. “Estamos muy entusiasmados”. Todavía con mucha sorpresa me dijo: “Los felicito. No todo el mundo llega a entrenar para correr 42 kms en 7 meses, sobre todo no siendo deportistas”. Me empecé a reír a carcajadas. Y me di cuenta que lo que yo entendía por maratón no era lo mismo que para ella (ella sabía de lo que hablaba, yo no). Mis tan exitosos 7 kms no alcanzan para hablar de maratón. Así que si ella no hubiese hecho la aclaración, el malentendido no se hubiera disuelto y ella me admiraría profundamente por mi logro 😊 (Obvio que no está en mis planes llegar a correr 42 kms. Con 10 me conformo)
Y con esta pequeña anécdota personal volvía a tomar conciencia de la importancia de preguntar, preguntar y preguntar para entender al otro. Viví en primera persona que cada uno de nosotros ve y entiende lo que puede entender y ver. Las palabras no significan lo mismo para cada uno de nosotros. Podemos estar usando las mismas palabras y hablando de mundo diferentes.
Me vinieron a la mente dos charlas TED que yo recomiendo mucho:
“¿Qué tienen los pobres en la cabeza?” de Mayra Arena.
“¿Raros o simplemente diferentes?” de Derek Sivers
Bueno, los dejo porque me voy a entrenar para la maratón (broma jajaja)
¡Lindo martes!
Andrea