Un granjero descubrió que había perdido en el establo un reloj muy valioso para él.
Lo buscó un día completo y no lo encontró.
Desesperado le pidió a un grupo de niños que lo ayudaran a buscarlo. Los chicos buscaron un largo rato sin éxito hasta que se dieron por vencidos. Uno de ellos le pidió permiso al granjero para seguir buscándolo. El granjero lo autorizó sin ninguna esperanza y se fue con el resto de los chicos a descansar.
Después de un rato, el chico salió con el reloj en la mano. Todos estaban asombrados.
Entonces el granjero preguntó: «¿Cómo lo encontraste?»
El niño respondió: «No hice nada más que sentarme en el suelo y quedarme quieto en silencio. Entonces escuché el tic-tac del reloj y miré en la dirección correcta. Y allí estaba «
¡Qué hermosa historia!
Cuantas veces los pensamientos y las emociones nos invaden, nos desconectan de la realidad y perdemos el rumbo.
Un lindo desafío para hoy: silenciar nuestra mente para escuchar el “tic-tac” que nos permitirá conectar con nosotros mismos, escucharnos, encontramos y recalcular cuantas veces sea necesario.
¡Lindo martes!
Un abrazo
Andrea