“¡Si volviese a empezar qué distinto viviría! Profesionalmente logré mucho más de lo que quería, pero a costa de no disfrutar de las cosas que son realmente importantes para mi”.
Esto lo expresó una persona a la que acompaño en un proceso de coaching que acaba de recibir una muy mala noticia sobre su salud. Y mas allá de su inmensa conmoción y tristeza, tuvo la sabiduría de convertirla en un gran aprendizaje. A veces la vida nos pega cachetadas fuertes que nos hacen aprender mucho.
Hace poco terminé de leer el libro “La buena vida” que comparte un estudio sobre las fuentes de la felicidad. A los participantes de la investigación que pisaban los 80 años les preguntaron: “Cuando miras hacia atrás en tu vida, ¿de qué te arrepentís?” Y uno de los grandes arrepentimientos fue: “Desearía no haber pasado tanto tiempo en el trabajo, y haber pasado más tiempo con las personas que me importan».
Y esto me trajo a la mente el libro “Los 5 mandamientos para tener una vida plena ¿De qué no deberías arrepentirte nunca?”, escrito por una enfermera australiana, Bronnie Ware, que trabajó durante muchos años asistiendo a personas en su lecho de muerte. En base a las conversaciones que mantenía con ellas, detalla las cinco principales causas de arrepentimiento de las personas que saben que están sus tiempos finales:
- “Ojalá hubiese tenido el coraje para vivir una vida auténtica por mí mismo, no la vida que otros esperaban de mí”
- «Ojalá no hubiese trabajado tanto y hubiera disfrutado más de mis seres queridos”
- “Me hubiese gustado tener el coraje para expresar mis sentimientos”
- “Lamento no haber dedicado más tiempo y esfuerzo a mis amigos”
- “Desearía haberme permitido ser más feliz”
Todo esto me hizo reflexionar sobre la forma en la que yo estoy eligiendo vivir. Si fuese yo la que recibe la noticia de una fuerte enfermedad, ¿De qué me arrepentiría? ¿Qué me hubiese gustado hacer diferente en mi vida? Y agradecí tener la inmensa suerte de tomar conciencia de esto y tener el tiempo para recalcular y aprovechar al máximo la vida.
¡Lindo martes!
Un abrazo
Andrea