¡Hola!
El viernes volví al cine después de casi dos años.
Fue muy emocionante. Amo el cine. Y la película que vi hizo mas emocionante la vuelta todavía: “Yo nena, yo princesa”.
Lloré la hora y media que duró la película.
Emoción y aprendizaje en estado puro.
Es la historia de Luana, una nena trans de 6 años, que, con admirable firmeza defiende su ser.
A los adultos les costó aceptar que Luana no era varón sino mujer.
Su hermano mellizo de 6 años y sus compañeritos la aceptaron y apoyaron desde el momento cero.
Sus mentes todavía están frescas y limpias de mandatos y prejuicios.
Entienden claramente que Luana es una persona cuya identidad no está determinada por su genitalidad.
¡Qué difícil es romper estructuras y aceptar lo diferente cuando estamos atravesados por estereotipos de como deben ser las cosas y de lo que está bien y mal!
¡Cuánto tenemos que aprender de los chicos!
Respetan la identidad de las personas sin ninguna discriminación.
Ojalá todos podamos volver a tener una cabeza y un corazón libre de prejuicios y mandatos de lo que está bien y lo que está mal.
¡Lindo martes!
Andrea