Durante varios meses acompañé a una persona que aprecio mucho en su reinvención profesional. Su proceso comenzó cuando lo desvincularon de su trabajo por cierre de la empresa. A partir de ese momento se puso activamente a buscar un nuevo trabajo en relación de dependencia dentro de su área de experiencia. Lo llamaron de distintas empresas y tuvo varias entrevistas. Pero pasaron varios meses y no se concretaba ninguna posibilidad. La indemnización que había cobrado se iba agotando, pero los gastos para sostener una familia se mantenían.
En medio de la desesperación tuvo la valentía de pensar un plan B: la docencia y la consultoría en forma independiente. Era un camino nuevo, desconocido y desafiante, que nunca había transitado, pero era una posibilidad alternativa de ingresos. En un par de meses logró que lo contrataran en una escuela y una universidad para dictar clases, y en una consultora para realizar trabajos de asesoramiento en su especialidad. Si bien no tenía la estabilidad económica que le daba la relación de dependencia y los ingresos todavía no igualaban el salario que tenía, pudo pasar mas tiempo con sus hijos y dedicarse tiempo para él.
Poco tiempo después de comenzar este nuevo trayecto, lo llamaron de una de las empresas con las que había tenido tres entrevistas meses atrás, y le ofrecieron comenzar la semana siguiente. Y dijo “NO”. La tormenta le permitió conocer otros caminos que nunca había considerado y valorar nuevas alternativas. Germinaron nuevas ideas que antes no había siquiera considerado. Tuvo la certeza de que, si bien no iba a ser fácil, este nuevo camino le iba a permitir generar el ingreso que necesitaba y disfrutar de la vida. El peor de los inviernos que vivió le permitió florecer y crear una vida que lo hacía más feliz.
Mi mayor admiración por esta persona que supo sacar lo mejor de la primavera de un duro temporal.